Nada pudo con ellas. Ni un Lyon agresivo hasta la médula, ni un club, el barcelonista, empeñado en eclipsarse a sí mismo con sus luchas intestinas. Nada las dobló. Ni un rival de rompe y rasga, ni una entidad dispuesta a hacerse el harakiri en cada esquina. Porque ellas son ahora las ídolas. Porque ellas han surfeado contra la corriente desde siempre y nada las hace rendirse. Porque ellas, estas campeonas indomables, han vuelto y vuelto hasta conseguir ser un equipo perfecto. Un conjunto que lo ha ganado todo en una temporada descomunal. Porque batieron a su bestia negra. Porque consumaron el cambio de guardia en el fútbol europeo. Porque este Barça sí que hace sentirse orgullosos a sus aficionados. Porque este Barça tiene a Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, como el gran Barça masculino gozaba de Xavi Hernández y Andrés Iniesta.