Todo el mundo habla de Imane Khelif, y ella, de aspecto masculino pero mujer a todos los efectos según el Comité Olímpico Internacional (COI), sale al ring del pabellón Norte de París y pelea para asegurarse una medalla en la categoría de -66 kg. Ajena al rugido ambiental de la instalación, abarrotada de público, con decenas de banderas argelinas animándola y la tribuna de prensa sin sitios libres convocada por una expectación morbosa, logra su objetivo. Está en semifinales y tiene el bronce en el bolsillo.

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