Tras el pitido final, un gran sentimiento de impotencia se apoderó de los jugadores del Barça que, con las manos la cabeza, pidieron perdón a los 1.500 aficionados culés que viajaron a Nápoles por el empate que cosecharon en el Diego Armando Maradona tras haber dominado gran parte del partido. Incluso hubo algún jugador que, visiblemente frustrado, golpeó una de las neveras. “Nos vamos con una sensación amarga. Es una pena. Merecimos más. No es un mal resultado para la vuelta pero el empate no nos da la razón”, lamentó Xavi que durante el partido apenas pisó el banquillo. Señalando, ordenando e instruyendo a sus futbolistas. Invitándoles a usar la cabeza .