Los míos fueron abuelos de su tiempo. Caracteres forjados por la miseria y la ignorancia. Nunca fueron ciudadanos. Y si llegaron a serlo de manera circunstancial en el tramo final de sus vidas jamás tomaron conciencia de ello. Estaban hechos de los atributos de la preguerra, la guerra y la postguerra: necesidad y miedo. Todo ello acompasado de una cosmovisión que dividía el mundo entre los amos y los demás, cimentada por la pétrea resignación de los segundos.