Lamine Yamal se retiró indispuesto ante el Oporto. No se enteró casi nadie. Salió del campo, se dirigió al vestuario y no apareció en los siguientes cinco minutos. Su salida pasó inadvertida para el público, los periodistas y para un buen número de jugadores. El Oporto no sabía que jugaba contra 10 y el Barça creía que jugaba con 11. Xavi dedujo que Lamine regresaría pronto o tampoco detectó la ausencia del jugador. Tardó varios minutos en sustituirle. Fue uno de esos casos raros con los que el fútbol nos sorprende. Que ocurriera en un partido de tronío, lo hizo más extravagante.