Mundiales de fútbol en diciembre, luego con 48 finalistas y en tres países distintos y, para la edición de 2030, un torneo dispersado en tres continentes, con seis anfitriones y un sabor de espectáculo circense, con la eterna búsqueda del más difícil todavía. O quizá mejor dicho, adaptado al nuevo lema del fútbol: más ingresos todavía. La FIFA ha conseguido contentar, se supone, a Uruguay, Argentina y Paraguay, tres de los trece competidores del histórico primer torneo de 1930, sin perder a la candidatura más sólida, también triple, con España, Portugal y Marruecos. Un entramado económico-deportivo sin freno que nos conduce a recordar cómo empezó todo y, fundamentalmente, quién fue el impulsor del gran torneo futbolístico de selecciones que ahora engrasa a toda la maquinaria.