Cuando regresó de su cesión de seis meses a Stamford Bridge después de que Pochettino no lo viese en su proyecto londinense, João Félix se encontró con que Antoine Griezmann se había apropiado del dorsal 7 en el Atlético, el suyo desde 2019. Era solo un detalle más de su difícil convivencia en el club colchonero. Era, si hacía falta, otra confirmación de que tenía la invitación para salir por parte de los que mandan y que Simeone no haría grandes aspavientos para retenerle. Ofuscado en el Atlético e intermitente en el Chelsea, ninguneado por el Cholo y rechazado por Pochettino, el portugués hizo su apuesta. “Me encantaría jugar en el Barça”, dijo en julio. El último día del mercado de verano, el 1 de septiembre, el inefable Jorge Mendes hizo realidad los deseos de su representado y del presidente Laporta

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