Ayer nos dejó Franz Beckenbauer, un jugador de gran calidad y talento al que me enfrenté como jugador. Visto de cerca era tanto o más bueno que visto en el televisor, dominó dos posiciones distintas hasta jugarlas a la vez en un mismo partido. Beckenbauer era un centrocampista al que fueron retrasando hasta jugar como libre. En los años setenta, el fútbol no era como ahora. Se jugaba con dos mediocentros, y él en defensa reforzaba la línea de los centrales, jugando por detrás de los dos marcadores, pero con el balón progresaba hasta el centro del campo para organizar a su equipo.