En un clásico siempre se presentan cuentas pendientes. Y si en juego hay un título, aunque sea de segundo orden, mucho más. En Riad no podía ser de otra manera. Xavi Hernández y Carlo Ancelotti, deportividad mediante, se sonríen, se saludan, se respetan y posan con el trofeo en el estadio Al Awwal Park. Pero quieren que sus equipos hoy no se den tregua. El Barça porque busca reeditar su título de campeón de la Supercopa y a poder ser repetir una actuación tan sobresaliente como la de la temporada pasada. El Madrid porque desea desquitarse de aquella derrota y porque llega a la final lanzado y con una confianza que le sale por las orejas.

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