Mientras Xavi dice que lleva más en el cargo de entrenador del que le queda por sentarse en el banquillo, en el Barcelona cualquier tiempo futuro es mejor que el presente. Después de perder dos títulos en menos de dos semanas, el técnico parece empeñado en cada comparecencia en entonar un largo adiós pese a que desde la directiva le insisten en que no arroje la toalla, pues es el piloto que guía la nueva era. “Me dicen que total confianza y que me olvide de no continuar. Que lo importante es el proyecto y se están haciendo bien las cosas”, reveló. Ese proyecto es la reconstrucción del equipo para devolver al Barça a la cima. En ese sentido, resulta una bendición la eclosión de la generación del 2006 y del 2007. “La gente de casa está más preparada que la que viene de fuera. Intento que tengan aún menos miedo”, explica sobre la gestión de los canteranos.