Hay que meterse en la piel de Xavi para saber por qué anunció su adiós aplazado. Seguro que tomó la decisión correcta por lo que siente, lo que vive y para lo que cree que es mejor para el club. No hay que poner en duda eso. Pero da la impresión de que el anuncio de que se irá en junio es precipitado. Hábil, pero excesivo. El Barça fue goleado en Montjuïc, se escucharon algunos silbidos, hubo reunión de la comisión deportiva y hacía sesenta años que no le endosaban cinco tantos en casa. Pero el fútbol cambia cada tres días. Del 0-2 se pasó al 3-2 y de ahí, al 3-5. Varía en minutos, en segundos. Lo más importante de caer es levantarse.