En Coney Island Baby , Lou Reed va desgranando versos para dibujar qué significa no ser ni más ni menos que un chaval de barrio. Alguien que solo tiene lo que es y solo es lo que no tiene. Al principio de la canción, Reed -que había jugado a fútbol americano- habla de que tenía un entrenador que para los mayores del equipo era mezquino y cruel. Sin embargo, él cada vez que jugaba lo hacía por el entrenador. Y es que las veces que importan en la vida, estás jugando por el entrenador. No te dejas matar por una bandera, ni te partes la cara en el campo por un presidente en un palco, lo haces por tus compañeros o por quien te manda hacer lo que has de hacer y está ahí, a tu lado.