El legendario Roberto Mano de Piedra Durán, 72 años, lleva desde el fin de semana entre la vida y la muerte en un hospital de Ciudad de Panamá, donde tanto se le quiere y todo se le perdona. La familia y el presidente del Consejo Mundial de Boxeo han pedido a todos los aficionados y admiradores –entre los que me incluyo– que “le tengan presente en sus oraciones”. A dios rogando y con el mazo dando: he vuelto a ver aquel primer Roberto Durán-Sugar Ray Leonard de 1980, uno de los combates más intensos de la historia.