Convertir Barcelona en la capital europea del críquet, en el epicentro de este deporte en la Europa continental. Este es el sueño de Robert Masih desde que llegó a la Ciudad Condal, casi por casualidad, hace 19 años, y empezó a jugar a críquet con varios inmigrantes pakistaníes e indios como él en el Parque de la España Industrial del popular barrio de Sants.