La victoria del Barcelona en París del miércoles pasado sabe casi a título para la afición culé. Barcelona es, desde entonces, una fiesta azulgrana para los aficionados pequeños y grandes. Los patios de los colegios están repletos de niños y niñas jugando con la camiseta del Barcelona. Y las discotecas cierran con el himno culé. El “tenim un nom que el sap tothom” viaja a la velocidad de la luz.