Expulsado después del 1-2 y justo después de un poste de Gündogan –entonces el partido se iba a la prórroga–, por protestar y pedir una falta en el centro del campo, Xavi abandonó su palco en el que se refugió para bajar al campo justo antes del pitido final. Con el partido acabado el técnico del Barcelona entró al terreno de juego para hablar con él colegiado rumano. Kóvacs a regañadientes le encajó la mano. Seguramente porque no le gustó los comentarios de Xavi. “Le he dicho que no ha entendido el partido, que ha estado muy mal y ha sido un desastre”, confesó el de Terrassa, que cargó duramente con la actuación del árbitro porque considera que enterró todas las opciones de su equipo.

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