“Me iré a final de temporada”. Un cariacontecido Xavi comparecía en Montjuïc ante los medios de comunicación el 27 de enero para anunciar que no seguiría más allá del 30 de junio. Su equipo era un desastre. Un auténtico coladero que acababa de perder 3-5 ante el Villarreal, que había sido vapuleado por el Girona 2-4 y que había sido ridiculizado por el Madrid en la Supercopa por 4-1.