El Girona va dejando atrás todas las fases del sueño y está a punto de despertar en el paraíso. A cinco jornadas para el final del campeonato, disputar la próxima edición de la Champions se asemeja mucho más a la lógica que a una quimera. Míchel y sus aplicados discípulos siguen conquistando cimas y ya nada ni nadie parece capaz de interponerse en su camino hacia la historia.