Vencer con épica. Creyéndose superiores y capaces de todo. Incluso de remontar los partidos más complicados como sucedió contra el Bayern en el Bernabéu en la vuelta de las semifinales de la Champions sin que fuera una sorpresa. Su estilo competitivo y la dosis de suerte necesaria acompañada de alguna polémica arbitral nunca les abandona. El dominio blanco en Europa es sólido y consolidado desde hace una década ante un Barcelona menguante que no disputa una final europea desde Berlín 2015.

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