Max Verstappen ya sabe lo que es sufrir para ganar. En el mítico Imola, el neerlandés sufrió en sus carnes el acoso del McLaren de Lando Norris -que ya le ganó en Miami en el GP anterior- para poder llevarse la quinta victoria del curso. Sin duda, la más padecida de todas. Su dominio incontestable del inicio de año parece historia; el tricampeón vuelve a ser humano.

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