Los estadios llenos hasta la bandera y la casilla de tarjetas rojas, casi vacía. Goles en todos los partidos menos en uno (el de Francia y los Países Bajos) y expulsados limitados a la mínima expresión. Se puede discutir si la Eurocopa desde que la juegan 24 equipos incluye un exceso de selecciones, pero no que, por una vez, un cambio reglamentario esté generando una dinámica positiva y nada controvertida. Antes del torneo, la UEFA informó de que solo el capitán de cada selección podría dirigirse a los colegiados para conversar con él/protestar. Y el balance hasta el momento es estridente. 21 encuentros disputados y solo un expulsado, el escocés Porteous en el partido inaugural. Y no por comerle la oreja al árbitro, sino por una dura entrada sobre el barcelonista Gündogan.

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