Cada equipo sigue su ruta en la Eurocopa, que había prefijado sus favoritos y ahora le salen aspirantes imprevistos. España, el más rotundo de todos. Han sido 12 años de decepciones en tres Mundiales (2014, 2018, 2022) y en la Eurocopa de 2016, apenas remediadas en la última edición del gran torneo europeo, retrasada de 2020 a 2021 por el impacto de la pandemia. Fue un ejercicio de supervivencia del fútbol, en un verano de mascarillas, vacunas, inquietud y repuntes del virus. Más que entusiasmar, la Eurocopa distrajo. Había que jugar como fuera y la selección ofreció señales de mejoría, no confirmadas un año después en el Mundial de Qatar, donde la temprana eliminación provocó un nuevo ataque de melancolía. Durante este largo periodo, en el fútbol dos años son un quinquenio, España siempre ha dispuesto de un buen equipo, mejor en la teoría que en la práctica, aunque malparado en las comparaciones con la selección que ganó el Mundial de 2010 y las Eurocopas de 2008 y 2012. España se ha enfrentado a sus rivales y al recuerdo de sus mejores años, ecuación insuperable para una generación de jugadores que venía acreditada por constantes éxitos en las categorías sub-21 y sub-19.

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