Se le llama el síndrome Podolski. Aparece en verano, pero tiene una periodicidad, curiosamente, ya que se da una mayor incidencia cada dos años, los que coinciden con Eurocopa o Mundial. La alteración afecta a ciertos futbolistas, jugadores en los que los seleccionadores suelen tener fe ciega. Da igual su estado de forma o cómo hayan rendido a corto plazo en su equipo cada semana. Los técnicos los convocan y se los llevan a donde haga falta. Y ellos responden.

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