Inglaterra afronta la última jornada no solo a la caza del primer puesto, lo que logrará con una victoria ante Eslovenia, sino también algo quizá más importante: recobrar su identidad. El equipo de Gareth Southgate llegó a Alemania con la vitola de ser uno de los favoritos al título, y su rendimiento no ha sido tampoco el esperado. Más bien al contrario; ha ido dejando dudas a medida que avanzaba la competición. Muchas de las críticas se centran en la figura del seleccionador.