Nadie dijo que sería fácil. Bueno, quizás uno o dos… o algunos más. Y no lo fue, por mucho que el marcador pueda llevar al engaño. Se vestía Georgia de cenicienta de los octavos y amagó con ser la bruja, obligada España a remontar un marcador en contra por primera vez en toda la Eurocopa. Respondieron bien los de De la Fuente, a los que la cita en cuartos con Alemania les parecía un plato demasiado apetitoso como para rechazarlo. Hubo fiesta y goleada bajo la lluvia al final en Colonia en una noche en la que se gastó más gasolina de la prevista pero que, a su vez, debe servir de aprendizaje para lo que viene.