No entiende de meigas la España de Luis de la Fuente, que se está haciendo mayor a marchas forzadas. Es un bebé que ya camina como Kilian Jornet y escribe como Machado, ganada a pulso la condición de sensación de la Eurocopa. Tampoco hay maldición que pueda con él. No había ganado nunca a una anfitriona tras casi 100 años intentándolo. Pues ya sí. Y a una tal Alemania, que de ganar algo sabe, y que se despide de su torneo vendiendo cara su piel pero impotente ante un rival que sigue derribando muros como si fueran de papel.

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