Francia estaba mentalizada y prevenida, pero no se libró de un gran sobresalto pocas horas antes de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. En la madrugada de ayer, un “ataque masivo”, aunque sin provocar víctimas, dañó las instalaciones de la red de trenes de alta velocidad (TGV) y afectó al tráfico ferroviario entre París y las regiones del oeste, norte y este del país. Un cuarto ataque, en el sur, pudo ser evitado.