El fútbol, espectáculo depredador, apenas deja comer a otros deportes en según qué sitios. En Francia, unos tipos fuertes y republicanos mantienen a dieta al deporte rey, defendiendo su territorio transmutados en Astérix, el ídolo galo desaparecido en la ceremonia de inauguración de los Juegos en beneficio de una banda de Minions. Incomprensible.

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