Para bien o para mal, el París olímpico de estas semanas se halla bajo los intensos focos de las redes y los medios de comunicación. Hay mucho en juego, y no sólo en lo deportivo. A la lamentable encrucijada política que está atravesando ahora mismo Francia, sólo le falta que, además de los incendios del día de la inauguración, se produzca algún fallo imperdonable en la organización de los Juegos o, Dios no lo quiera, un atroz atentado.