Algo tienen las piernas de Primoz Roglic que parece que estén hechas expresamente para las subidas explosivas de la Vuelta. Nadie se adapta como el esloveno a las rampas imposibles que siempre prepara la ronda española. En esas trampas y emboscadas, el mejor pirata siempre es él. Lejos de sorprenderle o pillarle desprevenido, es él quien saca tajada. Ayer fue botín doble: etapa y liderato.

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