Correr al ataque tiene premio. Ser ambicioso trae recompensa. Para dar espectáculo hay que probarlo desde lejos. Cuánto más se arriesga, más grandes pueden ser los beneficios. Así corren siempre Pogacar y Van der Poel, dos de los genios del pelotón. Y el ejemplo está cundiendo en otros ciclistas. Lo demostraron Adam Yates y Richard Carapaz, que se autoinvitaron a la general de la Vuelta a lo grande en Granada, con dos tácticas ofensivas bien pensadas en el autobús de sus equipos y ejecutadas a las mil maravillas en la carretera. Lo intentó también Enric Mas en el segundo y último paso por el alto de Hazallanas pero el ciclista del Movistar se quedó con la miel en los labios cuando estaba sacando un minuto al líder y a Roglic. Un susto en el último descenso en el que estuvo a punto de caerse y la colaboración entre los dos primeros de la general echaron abajo la escapada del mallorquín, que estuvo a punto de poner en jaque la carrera.