La gran novedad fue la ausencia de Lamine Yamal. El técnico dio entrada a un Fermín que pasó a jugar de falso extremo. Esta vez, Flick prefirió que ocupara el costado derecho ante de cambiar la ubicación de Raphinha. Y el equipo lo echó mucho en falta por varios motivos. El primero, porque es un extra en las situaciones de bloqueo de salida. El segundo, porque sus conducciones por dentro hunden al rival en su campo. El tercero, porque su atracción ayuda a que sus compañeros tengan más espacios y, el cuarto, por su liderazgo en el césped. El Barça de Flick está siendo el mejor por muchas cosas pero, la primera de todas, es que tiene al más determinante.

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