Con cuatro años, Javier Habans (Pamplona, 2008) se presentó un día en el club polideportivo Overena de su ciudad natal de la mano de su hermana. Ella, dos años mayor, le había enseñado a jugar al ajedrez y ambos querían profundizar en su afición. Javier pretendía seguir los pasos de quien dos años después sería campeona de España. Desde el primer momento, el entrenador que dirigía aquel club, Jesús de la Villa, un experimentado jugador y entrenador, vio “un potencial espectacular” en él. Así comenzó esta historia de amor por el ajedrez, que este sábado pasado vivió el momento más especial desde entonces. Habans se proclamó en Florianópolis (Brasil) campeón del mundo sub-16, algo que ningún español había logrado antes. Lo más cercano son los títulos de Francisco Vallejo (sub-18, en el año 2000) y Pedro Ginés (sub-14, en el año 2018).

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