Rafa Nadal afronta una de las semanas más importantes de su carrera, quizá la que más. No tanto a nivel deportivo, arrimando el hombro con el equipo español de la Copa Davis en la fase final de Málaga, sino desde un punto de vista vital, sentimental y emocional en el que será su último torneo como tenista profesional tras más de dos décadas ligado a la raqueta.

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