Las guerreras encajaron un golpe duro en su proceso de aprendizaje y crecimiento. Cayeron en la final anticipada ante Polonia (26-23), el tercer partido del Europeo, que decidía la clasificación para la fase principal, y se tuvieron que ir a casa. La selección que dirige Ambros Martín, con una apuesta clara por la renovación con 11 caras nuevas respecto al grupo de los Juegos Olímpicos de París, pagó su candidez y falta de experiencia ante una Polonia más bregada.