La tierra gira y el mundo evoluciona pero los vestuarios de fútbol, no. Sus códigos son los de siempre, así que un entrenador será respetado por sus jugadores en la medida en que no genere agravios comparativos, más o menos como cuando existía el cine mudo. Con Lewandowski, Hansi Flick iba camino de equivocarse.

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