Que Mbappé tiene un bloqueo mental es evidente. Le está pesando en varios aspectos de su juego, en especial en los lanzamientos de penalti y en la finalización. Está eligiendo mal en los mano a mano con el portero y está poco fino en los gestos técnicos. Suma nueve goles en 87 disparos. Es decir, a una media de un gol cada 9,6 remates. Muy lejos de lo que se le exige a un jugador top. Por ejemplo, Lewandowski acumula 22 tantos en tan sólo 65 remates (un gol cada 2,9). Pero también hay razones futbolísticas. Su desequilibrio ha bajado notablemente. Su promedio de regates buenos es de dos por partido cuando en el PSG acostumbraba a estar por encima de los tres. Y eso responde a tres motivos: el primero, la posición. Ha jugado la mayoría de encuentros en el centro cuando él no es un futbolista acostumbrado a recibir presiones de los cuatro costados sino con la espalda cubierta (la banda).