Más de 60.000 muertos, infinidad de violaciones, ocho millones de desplazados, casi dos millones de refugiados, 19 millones de niños que no pueden ir a la escuela… Mientras el mundo mira a la guerra de Ucrania y los conflictos de Gaza, Siria y Líbano, horribles de por sí, la mayor tragedia humanitaria se desarrolla en Sudán, donde muchos campos de fútbol se han convertido en cementerios. En los que no, se sigue jugando cuando lo permiten las treguas, aun a riesgo de recibir tiros en vez de pelotazos. Pero es una forma de evasión para una generación perdida.

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