Ver al Barça de Peñarroya es como jugar a la lotería, preso el equipo de su volatilidad e irregularidad. Inmerso en un barro clasificatorio nada acorde con su pedigrí tanto en la competición doméstica como en la Euroliga, en duda su presencia en los playoffs en ambos terrenos, los blaugrana transitan por las dos competiciones a bandazos. Unos días, los menos habituales, toca defender de manera constante y en otros, la mayoría, sus opciones de triunfo se cimentan en acciones individuales y desde la lejana e impredecible línea de triple. Esa es la única fórmula para contrarrestar las lagunas defensivas y ofensivas. Y contra el Estrella Roja el equipo volvió a ser una moneda al aire. Para desgracia de los aficionados del Palau, esta vez salió cruz, derrotados los barcelonistas con un triple final de Davidovac (74-78).