Después de comerse los 588 km de la etapa y un retraso de 33 minutos por un pinchazo y una suspensión rota, en el campamento de Al-Ula el príncipe qatarí baja de sus aposentos y va a visitar a sus chicos del Nasser Racing. Los saluda uno a uno y se interesa por cómo les ha ido el día, con el aire gélido cortando la cara. De los cuatro coches que paga de su bolsillo Nasser al Attiyah, cuatro Taurus T3 Max (a más de 215.000 euros la unidad), tres los pilotan sus pupilos qataríes –entre ellos, su hermano Jalifa–. Y el cuarto es para su ahijado, por así llamarlo. Su amigo, su socio, su colega Eduard Pons (Lleida, 57 años), un empresario del vino y del aceite, que encuentra el equilibrio entre carreras –es el actual campeón de la Copa del Mundo FIA de bajas–, la familia y el negocio.

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