Durante casi 50 años los ciudadanos de a pie se preguntaron por la curiosa relación que mantenía el Reino Unido con la Unión Europea, de la que formaba parte desde la década de los 70, pero con un amplio espectro de particularidades que permitían a los británicos saltarse los límites que se imponían a los demás países de la comunidad. Estaban dentro, pero de alguna manera se sentían fuera, hasta que finalmente dieron el portazo y se fueron.

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