Las sonrisas y los abrazos entre los jugadores del Barça se sucedieron sobre el césped del Al Jawhara. Corrillos para festejar un triunfo con tintes históricos. Gritos de “campeones”. Celebraciones con mensaje, como la de Olmo besando el escudo ante el sector culé. Incluso un caballeroso pasillo a los perdedores en su camino a recoger las medallas. Todo era felicidad en los blaugrana, también de un Laporta eufórico, tras vapulear al Real Madrid y levantar la Supercopa de España, el primer título de Hansi Flick como blaugrana.

Seguir leyendo…