Cansados pero eufóricos. Y cantándole el cumpleaños feliz en catalán a Pau Cubarsí, que a medianoche y aún en Lisboa alcanzó la mayoría de edad. Para completar la celebración hubo incluso algún pastelito de Belem y otras pastas compradas en Lisboa que se repartieron por el avión de la expedición azulgrana. No hubo velas por motivos de seguridad, pero sí muchas sonrisas. Tras dos horas de vuelo, el avión azulgrana aterrizó en silencio en Barcelona pasadas las 2 de la madrugada. Los futbolistas se retiraron a sus domicilios y ayer volvieron a entrenar en una sesión suave de recuperación física y emocional. Sobran razones.

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