Acabado el partido, a servidor le dio por cronometrar el tiempo que Gündogan permaneció en cuclillas en una esquina del campo preguntándose por lo sucedido. Casi llega al minuto. El futbolista, después de protagonizar una gran actuación, bordándolo como jefe de operaciones en el centro del campo, firmando un gol y esforzándose en el apartado físico por encima de sus posibilidades, fue golpeado por un Madrid radicalmente fiel a su historia.

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