No se le borra la sonrisa en la cara a Nico Williams (Pamplona, 2002), que lidera a España en el verde, pero que también pide el balón cuando toca fiesta en el vestuario. No parece que se le suba la fama a la cabeza, mérito que atribuye a la educación recibida en casa, pero, sobre todo, a su madre, que está siempre encima suyo. Pero que su talante no engañe a nadie, el pequeño Williams ya es toda una estrella, de la selección nacional y de esta Eurocopa, en la que no se separa de Lamine Yamal ni en los ratos libres, que son muchos en la concentración de Donaueschingen.

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