Hansi Flick estaba en el radar de Joan Laporta cuando el hoy presidente del FC Barcelona barruntaba opciones de futuro en el banquillo todavía en la campaña electoral previa a su último salto al poder en 2021. La escuela alemana era por aquel entonces una fijación para el mandatario, marcado como el resto del barcelonismo por el 8-2 europeo infligido por el Bayern, precisamente entrenado por Flick. Aquel equipo jugaba al fútbol a otra velocidad, no descansaba con el balón para aminorar el ritmo si no todo lo contrario, y sin él se mostraba voraz como si no tenerlo fuera pecado. Laporta tanteó a Jürgen Klopp, atento a su inminente salida del Liverpool, también a Ralf Rangnick, quien optó por el Manchester United para fracasar enseguida, y cómo no a Flick, quien descartó la propuesta ante su compromiso con la selección de su país.