No hay toros en Barcelona pero sonaron los olés clamorosos en el Olímpic, un estadio con puerta grande, el lugar por el que anoche hubiese tenido que salir a hombros un brasileño llamado Raphinha, cuya exhibición fue descomunal, paralela a la de Vinícius 24 horas antes en Madrid. Citados quedan el sábado, a modo de guinda del clásico más atractivo desde la era Messi-Ronaldo.

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