De cabizbajos, desnortados, alicaídos y enfadados a vencedores, irredentos y eufóricos. De desmoronarse en Da Luz, un estadio que venía siendo maldito para el barcelonismo, a levantarse de manera descomunal. Del 3-1 y el 4-2 al 4-5. Un partido con tantos tintes surrealistas que lo habría pintado el propio Dalí. Del desastre a una victoria inverosímil para un Hansi Flick que siempre tendrá en su mente este recinto lisboeta en el que se proclamó campeón de Europa con el Bayern y en el que vio como su joven Barcelona protagonizaba una remontada increíble.