Una noche para no olvidar. Un partido que debe valer más que tres puntos. El Espanyol tocó ayer su cielo particular con una victoria ante el Real Madrid en la que casi nadie creía y que quedará grabada en la plantilla y la afición pericas para lo que resta de temporada. El equipo de Manolo González, que sobrevive por pundonor domingo tras domingo, tumbó al líder de la Liga con todas las de la ley. Dadas las circunstancias, el triunfo, que permite al Espanyol salir del descenso, está a la altura de una epopeya difícil de explicar, pero que debe servir para cambiar la dinámica depresiva instaurada en el club.
El Espanyol se crece para tumbar a un Madrid perezoso
