La Liga se reactivó en Cornellà, escenario de un partido que reunió a dos planetas que circulan por sistemas muy diferentes. De hecho, el Real Madrid es un universo en sí mismo, la clase de club al que le disgusta el vecindario de la Liga española, demasiado pequeña para sus intereses y objetivos. No cesa de cuestionar el campeonato, a los dirigentes, los árbitros y todo lo que se mueva alrededor del modelo actual. El Espanyol, en cambio, vive para agarrarse a la Primera División, percibir una cantidad modestísima para el Madrid, pero indispensable para un club que un año más combatirá al borde del abismo que supone el descenso. No dejó escapar la ocasión contra el Madrid. Se agotó en un esfuerzo que le dio el resultado soñado. Aprovechó su primer contragolpe limpio y marcó un gol trascendental tanto para el Espanyol como para los perseguidores del Real Madrid.
Patinazo y gloria
